lunes, 3 de noviembre de 2014

La ONU advierte que la basura electrónica es una bomba ecológica para el planeta.

Millones de móviles, cámaras digitales, ordenadores, tabletas y demás artilugios electrónicos acaban cada año en la basura común, lo que supone un enorme peligro para la salud y el medio ambiente, advierte Naciones Unidas.
Y el problema va a más: si en el año 2000 se produjeron alrededor de 10 millones de toneladas de desechos electrónicos, ahora son unos 50 millones, equivalente a ocho veces el peso de la gran pirámide egipcia de Guiza.
Esa cifra significa que cada habitante del planeta genera una media de siete kilos de basura tecnológica y los cálculos prevén que en los próximos tres años esos residuos aumenten en un tercio, según datos de Naciones Unidas.


La basura per cápita producida varía según la riqueza y consciencia ambiental de cada país, y va desde los 63 kilos que genera un catarí, pasando por los casi 30 de un estadounidense, los 23 de un alemán, los 18 de una español, los 9 de un mexicano, los 7 de un brasileño o los 620 gramos de un maliense.
Muchos aparatos electrónicos, que tienen una vida cada vez más corta, están cargados de metales pesados muy dañinos para la salud.
Materiales como el plomo, el mercurio, el cadmio o el zinc pueden ser una fuente contaminante a largo plazo si no se los recicla de forma adecuada. 
Algo que sólo se hace con una mínima parte de toda esa basura, según denuncian desde Naciones Unidas y grupos de protección del medioambiente.

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